Entre el hacinamiento y el olvido: el verdadero rostro del sistema penitenciario dominicano

FUENTE https://www.diariolibre.com/actualidad/nacional/2025/09/25/entre-el-hacinamiento-y-el-olvido-una-mirada-al-sistema-penitenciario/3256527

La reciente publicación en Diario Libre sobre la situación penitenciaria en la República Dominicana vuelve a poner en evidencia una realidad que, aunque conocida, sigue normalizándose: cárceles saturadas, una mayoría de internos en prisión preventiva y un sistema que, pese a esfuerzos de infraestructura, no logra dar respuesta a la magnitud del problema.

Según el reportaje, para marzo de 2025 el país contaba con 24,671 personas privadas de libertad para apenas 15,701 plazas. De ellas, más del 60% está en prisión preventiva, es decir, personas que aún no han recibido condena firme y cuya inocencia, en términos constitucionales, debe presumirse. Este dato debería indignarnos más que cualquier pared descascarada o celda estrecha: se trata de una falla sistémica en la administración de justicia.

El espejismo de las soluciones de cemento

El Estado ha apostado por ampliar la capacidad con la inauguración de Las Parras y la licitación de diez nuevos centros penitenciarios, con una inversión superior a los RD$7,500 millones. Sin duda, estas obras pueden ofrecer alivio inmediato a la sobrepoblación. Sin embargo, es ingenuo pensar que la solución al hacinamiento es únicamente construir más cárceles.
Mientras la prisión preventiva siga siendo la regla y no la excepción, ningún número de edificios será suficiente.

El costo humano invisible

El hacinamiento no es solo un problema logístico: es una tragedia humana. La convivencia en condiciones indignas, la incertidumbre prolongada y la ausencia de espacios adecuados para la salud física y mental tienen consecuencias irreparables. Ansiedad, depresión, suicidios y violencia intramuros se vuelven síntomas de un sistema que castiga más allá de lo que la ley autoriza.
En palabras sencillas: el encierro se transforma en un castigo anticipado, sin condena, y con efectos psicológicos que no se borran al salir en libertad.

Lo que realmente necesita el sistema

La Constitución dominicana, la Ley 113-21 sobre régimen penitenciario y las Reglas Nelson Mandela establecen que toda persona privada de libertad debe recibir un trato digno, con acceso a salud y oportunidades de reinserción. Hoy, esos mandatos se cumplen a medias.

Más que levantar muros, el país necesita:

  • Reducir el uso excesivo de la prisión preventiva, aplicando medidas alternativas como presentación periódica o arresto domiciliario.
  • Agilizar los procesos judiciales, para que nadie espere años sin sentencia.
  • Garantizar atención en salud mental dentro de los recintos, reconociendo que el Estado asume la custodia plena de la integridad de cada interno.
  • Fortalecer programas de educación y reinserción, porque la cárcel no debe ser un círculo que condena de por vida.

Un espejo de nuestra justicia

El sistema penitenciario refleja las prioridades de un Estado. Si seguimos apostando por encerrar más, pero sin resolver los vicios procesales y humanos de fondo, lo único que lograremos es multiplicar el hacinamiento en espacios nuevos.

La verdadera pregunta no es cuántas cárceles necesitamos, sino qué modelo de justicia queremos sostener. Uno que respete la dignidad y los derechos fundamentales, o uno que siga construyendo paredes para ocultar problemas que deberían resolverse en los tribunales y en la prevención social.


 

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